Víctor Turcios dejó atrás la fama para predicar el Evangelio y desató un escandalo que logro encarcelar a miembros de la mafia del futbol

Turcios

Detrás de cada gol, de cada celebración, de cada triunfo… El futbol esconde historias antideportivas.

“Muchas drogas, alcohol, placeres, la corrupción”, dijo Víctor Turcios, ex futbolista.

Turcios, ex capitán de la Selección salvadoreña tuvo un ascenso exitoso como futbolista.

“A corta edad me convertí en uno de los jugadores con proyección a futuro”, pero rápidamente conoci lo oscuro del deporte, comentó Turcios.

“Algunos padres que son tan apasionados están dispuestos hasta vender a sus hijas para que esté con un jugador de fútbol, porque de esta manera como que ganan prestigio en la sociedad”.

Su buen desempeño en la Selección salvadoreña llamo la atención de grandes clubes de fútbol, pero el éxito no iba acompañado de felicidad.

“Yo pensé que, logrando estos sueños, la fama el dinero, la Selección, pensé que iba lograr llenar ese vacío”.

Estuve ausente de la Selección varios meses por una lesión en Finlandia. Cuando regresé en 2013 ya como capitán empiezo a escuchar los rumores más fuertes aún dentro de la Selección y empiezo a hablarle a compañeros más jóvenes. Ellos me empiezan a confesar que vivieron cosas raras en los partidos ante Paraguay y Venezuela cuando fueron a Sudamérica, mencionaron amaños y que algunos se habían vendido. Ellos se sentían impotentes. Bueno, les dije ‘si ustedes saben de todo esto, ¿por qué no lo hablan?’. Y ellos fueron muy sinceros: ‘Turcios, nosotros no hablamos porque esta gente es una mafia mundial’. A algunos jugadores les ofrecieron seguridad fuera del país.

Al final se desató todo y yo me quedé sorprendido de la cantidad de personas, no esperaba que fuera tan grande, quedé perplejo. La Fesfut me quiso castigar por 6 meses pero FIFA en ese momento me respaldó y no me castigaron. Incluso llegó la Interpol a Finlandia. “No te preocupes que sabemos quiénes son los involucrados”, me dijeron y me mostraron las personas que estaban implicadas, gente de Singapur.

“el fútbol estaba corrompido a nivel mundial y son pocos los jugadores que se atreven a hablar para que no se siga corrompiendo más”. Y que me felicitaban por hacerlo y que así demostraba que quería lo mejor para el fútbol salvadoreño.

En medio de ese convulsionado ambiente, la falta de Dios en su corazón aumentaba su soledad.

“Cuando salía de la cancha de fútbol y estaba en mi cuarto ya había desaparecido aquella emoción, aquel ambiente, entonces me queda claro que todo esto es muy temporal muy pasajero y no es permanente”, dijo.

“A veces, jugadores con familias e hijos… a los dueños de los equipos no les importa si ellos habian comido, no les pagaban su salario a tiempo y todo esto a mí me conmovía y yo decía esto no está bien”.

“Cuando menos acordé estaba de rodillas, estaba temblando llorando, estaba pidiéndole perdón a Cristo que me salvara que me liberara, que el fútbol, los placeres de esta vida, los amigos, la fama no habían podido llenar el vacío que había en ese joven”.

“Públicamente declaré que había ciertas cosas que estaban pasando en la Selección que no eran normales…”

Turcios declaró que sus compañeros de Selección habían vendido partidos, durante muchos años.

“Yo ya era un cristiano, hijo de Dios, si yo no hablaba estas cosas entonces yo era cómplice y coparticipe con aquellas personas que andaban haciendo estas cosas”.

Sus declaraciones hicieron llevar a prisión a una peligrosa mafia mundial de amaño de partidos.

“La INTERPOL me abordó en Finlandia y pudo darme a conocer que estas personas son muy peligrosas y que están dispuestas a hacer cualquier cosa, por supuesto mi confianza estaba en Dios y hasta el momento así ha sido”.

En la cima de su carrera y con un futuro prometedor, recibió el llamado y decidió dejar ese ambiente descompuesto.

“Había dentro de mí un deseo profundo de predicar la palabra de Cristo”.

En la actualidad, Turcios predica la palabra y la vive a plenitud.

“Ya está lleno el vacío que yo tenía, con Cristo estoy completo, no necesito fútbol, soy feliz, tengo paz, tengo gozo, el fútbol no me dio nada de esto entonces no siento deseo de volver al fútbol, sino que Cristo me llena y eso es suficiente para mí”, concluyó Turcios.