Se viene el sistema de reconocimiento facial en las calles de Argentina

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Lo anunció el vicejefe de Gobierno y entrará en vigencia el 23 de abril.

El Gobierno argentino presentó hoy un nuevo sistema de validación de la identidad a través de reconocimiento facial, que busca agilizar trámites al permitir que sean realizados a distancia.

En la presentación, que contó con los ministros de Interior, Rogelio Frigerio, y de Modernización, Andrés Ibarra, los funcionarios explicaron que los ciudadanos podrán sacarse una foto del rostro o del documento nacional de identidad (DNI), y esta será comparada con la base de datos del Registro Nacional de las Personas (Renaper) para su validación.

La nueva plataforma del Sistema de Identidad Digital (SID) ya está disponible y podrá comenzar a ser utilizada «en los próximos días», cuando las instituciones alcancen convenios con las compañías proveedoras del servicio, especialmente pensado, por el momento, para la identificación de clientes de bancos.

Esta primera etapa del sistema consiste en la identificación «1 a 1», que enfrenta la foto que aporta el usuario con la de la persona que dice ser en el registro, aunque los planes del Ejecutivo son la actualización al sistema «1 a n», que compara la foto con la totalidad de la base buscando coincidencias, y la portabilidad de los datos biométricos en teléfonos móvil o chips.
Ahora que el contador Diego Santilli anunció que se utilizará un sistema de reconocimiento facial para la detección de delincuentes «con pedido de captura» y que el mismo entrará en vigencia en tan sólo unos días –23 de abril–, pero cualquier medida puede convertirse en una medida peligrosa.

La medida tambien sera implementada para reconocer prófugos. «Es sólo para aquellas personas que están siendo buscadas por la Justicia», aseguró Diego Santilli en su exposición ante el Primer Congreso Internacional sobre Delito Transnacional.

El problema radica en que, en el afán de identificar a uno, nos identificarán a todos. No hay forma de que así no sea desde el momento que nuestra foto se encuentra en un pasaporte o documento nacional de identidad –creado bajo el amparo de la Ley de Identificación, Registro y Clasificación del Potencial Humano de la Nación.


Hace tan sólo un mes, la ministro de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, contaba que, si fuera por ella, el registro de ADN debería ser para todos los habitantes de la Argentina y no tan sólo para quienes hayan delinquido. Hubo que explicar que el ADN no es la huella dactilar del siglo XXI, que la tecnología no siempre es buena y, fundamentalmente, que toda medida invasiva es una puerta abierta a su uso de parte de un futuro gobernante despótico


En Gales, en mayo del año pasado, la Policía quiso probar el sistema de detección facial en un partido de fútbol. El resultado fue desastroso: 92% de falsos positivos. Imaginemos que casi 10 de cada 10 personas podrían ser detenidas. Sin embargo, el efecto provocado por el sistema de reconocimiento facial masivo en China hace que a cualquier autoridad se le haga agua la boca: en el gigante asiático, con 1.339 millones de habitantes, cuenta con 176 millones de cámaras y un registro de identificación facial que monitorea absolutamente todo y, hasta ahora, «sólo fue utilizado para capturar delincuentes».