La Iglesia sigue un patrón equivocado, alerta Francis Chan

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Para Francis Chan, su camino siempre fue muy diferente del camino de la mayoría de los pastores. En 2010, él dimitió de la Cornerstone Community Church, una próspera congregación de 4.000 miembros, en Simi Valley, California.

Desde entonces, siguió los dos mayores mandamientos bíblicos: “amar a Dios y al prójimo como a sí mismo”. En esa jornada, él asegura haber visto el poder del Espíritu Santo manifestándose en su vida.

Antes de eso, dijo que se preocupaba demasiado de lo que la gente pensaba de él. “Eso empezó a desbaratar mi mente. Me preguntaba cuántos artículos serían escritos si yo dijera eso o aquello”, confesó. Este tipo de presión pesó en el alma de Chan. Él sabía que tenía que huir. Entonces fue lo que hizo.

Chan reveló que se retiro de Cornerstone, vendió su casa y se mudó a Asia. Allí, aprendió una lección poderosa con el movimiento de la iglesia clandestina, en China. La humildad de la iglesia china era un contraste cuando se comparaba con el glamour de las megaiglesias y los pastores de celebridades de los Estados Unidos.

“En América, usted siente que necesita hacerse famoso para causar impacto. Pero en China, es exactamente lo opuesto. Es mejor que no haya nadie que te conozca, o estar en apuros. Fue tan bueno descubrirlo. El Señor no necesita nuestra popularidad o plataforma”, dijo.

Al volver a casa meses después, el pastor reflexionó sobre lo que significaba realmente vivir un ministerio. Entonces, vino la pregunta: “Sin libros, sin invitaciones, sin titulares, sólo con las Escrituras … ¿Qué haría?

Él mismo respondió: “Sabe, creo que sólo andaría por las calles, encontraría gente y oraría por ellas, implorando a Dios que traía a mis discípulos a mí de la manera que Jesús hizo”.

Chan cree que la iglesia sufre de un gran problema: falta de amor. “Si el primer paso de la fe es amar a Dios con todo su corazón, mente y fuerza, la mayoría de los cristianos están fallando luego en los primeros pasos”, observó.

Pensando en acercarse más a Dios, el evangelista explicó que no sucedió de la noche a la mañana. “El amor no es sólo un sentimiento”, dijo. Es necesario tener una vida de oración, relación con el Creador y la intimidad, así se produce el amor a Dios.

Como resultado, Chan dice que su amor por Dios creció más allá de las palabras. Él describe ese crecimiento como el mayor cambio de su vida en los últimos cinco años. “Mi corazón está estallando de amor por Él”, termino diciendo.