Impacto y esperanza: Más judíos regresan a Israel en un vuelo histórico pese a la guerra

Judios llegando a Israel, su tierra.
Un jumbo procedente de Nueva York aterrizó a finales de agosto en el aeropuerto Ben Gurion cargado de algo más que equipaje: 225 pasajeros dispuestos a escribir una nueva página en la historia moderna de Israel. Entre abrazos, lágrimas y cánticos, familias enteras, jóvenes dispuestos a servir y profesionales decididos a «reconstruir la tierra», descendieron llenos de expectativa y convicción.
“El hogar es el hogar. Venimos a contribuir y a hacer historia”, dijo David Tauber, pediatra de Filadelfia que trajo a su familia. “Es un sueño hecho realidad”, resumió Shawn Fink mientras tomaba tierra; a su lado, padres y niños se aferraban a la promesa de un futuro forjado en su tierra ancestral.
El regreso —conocido como Aliá, palabra que en hebreo significa “ascender”— no es solo un traslado geográfico: es un acto de identidad, fe y cumplimiento de una promesa bíblica que para muchos une pasado, presente y futuro. El rabino Yehoshua Fass lo explicó así: aliá es volver a casa y convertirse en parte activa del Estado de Israel.

Este vuelo chárter es el número 65 de la organización Nefesh B’Nefesh, que, junto al Ministerio de Aliá, ha facilitado que más de 90.000 personas se muden a Israel desde todo el mundo —principalmente desde Estados Unidos— según Tony Gelbart, portavoz de la entidad. Agosto marcó además un récord: más de 1.000 inmigrantes llegaron solo ese mes, la cifra más alta en más de dos décadas.
Entre los recién llegados había 125 niños y personas de edades que oscilan entre los seis meses y los 72 años; médicos, ingenieros, abogados, estudiantes y jóvenes de 18 y 20 años que confesaron querer enlistarse en las Fuerzas de Defensa de Israel para proteger la patria en tiempo de guerra. “Me da más ganas de hacerlo”, dijo una joven aspirante, decidida pese al riesgo.
Para muchos, la decisión no responde únicamente a razones políticas: es un llamado espiritual. Itai Baskin comentó: “Siempre lo quisimos; mi padre decía: ‘¿qué hacemos en Estados Unidos? Deberíamos estar en Israel ahora’”. David Fane, desde Detroit, lo resumió con claridad: “Solo hay una oportunidad de vivir tu sueño. Este es el lugar para nuestro pueblo”.
Mientras los autobuses los llevaban desde la pista hacia la terminal, la emotiva escena dejó una certeza entre quienes llegaban y quienes los recibían: en medio del conflicto, la aliá late con fuerza como respuesta colectiva a una promesa que muchos sienten como divina.
Reflexión — esperanza en medio de la historia:
En tiempos de incertidumbre y conflicto, la vuelta a casa revela algo universal: el corazón humano anhela pertenencia, protección y sentido. Para quienes creemos en Jesús, esa búsqueda culmina en Él: Jesús es la paz que trasciende fronteras, la esperanza que no se rinde y la única salida verdadera para el alma. Frente a guerras y migraciones, su amor ofrece refugio y un camino de reconciliación que ninguna tierra por sí sola puede dar.