¿Queres una semana de verdadera bendición? ¡Este mensaje es para vos!

Cuando pensamos en una semana bendecida, la idea que se nos viene a la cabeza es una semana donde todo fluye: cero problemas, arrancar el día con todas las fuerzas, y que no tengamos ninguna mala noticia. Básicamente imaginamos un camino sin obstáculos.
Pero la verdadera bendición, la que viene de lo alto, no se manifiesta en la ausencia de problemas, sino con la presencia de Dios en medio de ellos.
La Biblia lo explica con un ejemplo precioso en Jeremías 17:7-8. Dice que el que confía en Dios es como un árbol plantado junto al agua. Este árbol no se angustia cuando llega el calor o la sequía, porque su raíz está profunda.
Este ejemplo me gusta mucho porque nos enseña algo vital: las bendiciones no son un escudo mágico que nos aísla de los problemas, sino una raíz profunda que nos mantiene firmes y fructíferos, incluso cuando el entorno está seco. Es justo en esos momentos de «sequía» donde nuestra fe se prueba… y si confiamos, descubrimos que la fuente de vida es inagotable.
¿Qué anhelas de verdad?
Hablemos de algo más íntimo: los anhelos de nuestro corazón. Esas peticiones que a veces ni nos atrevemos a decir en voz alta. No me refiero a desear fama o un millón de dólares, sino a anhelar la paz que tanto se nos escapa, el perdón después de una pelea, o la salud para un ser querido.
El Salmo 37:4 es muy conocido: «Deléitate asimismo en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón». Ojo, este no es un cheque en blanco. No es una fórmula mágica para conseguir todo lo que queremos. Es una invitación a alinear nuestros deseos con los de Dios.
Cuando nuestra mayor delicia es estar con Él, nuestros anhelos se purifican y se convierten en oraciones poderosas.
La riqueza que Sí importa
Al arrancar esta semana, el mayor desafío para todos debería ser: que nuestros anhelos sean una ofrenda a Dios. Confiemos en la promesa de Filipenses 4:19, que dice que Dios suplirá cada una de nuestras necesidades. Y no, esto no tiene que ver con una cuenta bancaria llena.
Hablamos de la provisión divina que nos da la fuerza para levantarnos cada mañana, la paciencia para enfrentar situaciones en el trabajo, en la familia, en la facultad… y el amor para perdonar a quienes nos lastiman.
Te animo a que esta semana no solo busques las bendiciones, sino que te conviertas en una bendición para otros. Que tu vida sea una respuesta a la bondad de Dios, y que tus palabras y acciones sean un reflejo de su amor. Así, la bendición no solo te llega, sino que fluye a través tuyo hacia los demás.
Si la Palabra «Bendición» Te Suena Lejana…
Y quiero terminar con un mensaje directo, si estás leyendo esto y la palabra «bendición» te suena a cuento de hadas. Si estás lidiando con la ansiedad, la tristeza, la depresión, enfermedades, problemas financieros… Quiero que sepas algo fundamental: ¡no estás solo!
El camino de la fe no es ajeno al dolor. Jesús mismo dejó claro que: «En este mundo tendrán aflicciones; pero confíen, Yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Él no prometió una vida sin dificultades, pero sí la victoria final sobre ellas.
Si tu corazón se siente pesado, si te cuesta levantarte de la cama o si la esperanza parece una opción muy lejana, quiero que sepas que es totalmente válido lo que estas sintiendo. No es una debilidad, es una lucha real. Y en esa lucha, Dios no te abandona. Él está con vos, sosteniéndote, incluso en los días en que simplemente no sentís su presencia.
Tu dolor es real, pero también lo es el amor de Dios. Por eso, te aliento a dar un paso, aunque sea pequeño. Habla con alguien de confianza, busca ayuda profesional si crees necesario. Así como el árbol necesita agua, tu alma necesita cuidado y apoyo.
Que tu deseo para esta semana sea la paz que sobrepasa todo entendimiento, esa paz que solo viene del dador de toda esperanza llene tu vida y todo tu entorno.
Gracias por llegar hasta acá…
Que el Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti Su rostro, y te dé paz. (Números 6:24-26)
¡Que tengas una semana bendecida!