Un pastor “rompe maldiciones” en el Kempes: Talleres busca cortar la racha negativa también desde lo espiritual

Estadio Kempes
Talleres atraviesa un presente deportivo complicado en el Torneo Clausura. Con seis partidos sin victorias en condición de local, la presión sobre el equipo de Carlos Tévez es cada vez mayor. Sin embargo, en los últimos días ocurrió un hecho insólito en el estadio Mario Alberto Kempes: la visita de un pastor evangélico que aseguró haber “cortado maldiciones” en la cancha.
El protagonista fue Gustavo Dátoli, pastor cordobés, quien recorrió el césped y los arcos del estadio con agua ungida. Su objetivo, según explicó, fue limpiar el lugar de la supuesta “brujería” realizada por la delegación de Instituto en el clásico disputado en mayo, cuando algunos testigos denunciaron que se arrojó sal en una de las áreas.
“En ese arco se sintió algo tremendo, mucha negatividad. Tuvimos que cortar el maleficio y la brujería que se pudo haber hecho en contra de nuestro club. Creemos que hicimos lo correcto y que ahora ese arco se va a abrir porque algo se deshizo y va a comenzar un tiempo nuevo”, afirmó el pastor.
El tema no pasó desapercibido. En conferencia de prensa, el presidente de Talleres, Andrés Fassi, fue consultado sobre la presencia del religioso en el Kempes y respondió con respeto: “Es impresionante la cantidad de gente que trata de hacer fuerza, oraciones, energías, cada uno con sus creencias. Eso termina siendo una buena noticia, porque todos quieren que Talleres salga adelante. Respeto absolutamente a todos”.
Más allá del fútbol, este episodio refleja cómo en la cultura popular se mezclan lo deportivo con lo espiritual, especialmente en tiempos de crisis. Muchos depositan su fe en rituales, supersticiones o prácticas que prometen liberar de maldiciones. Sin embargo, la verdad es que ni la brujería, ni la sal, ni los rituales tienen poder real para cambiar un destino.
La Biblia enseña que hay un solo nombre que rompe toda cadena y libera de toda obra de las tinieblas: Jesucristo. Solo en Él está la verdadera victoria, no solo para un club de fútbol, sino para cada vida que decide confiar en su poder.