“Quiero hacer todo para Jesús” dice Ex traficante vuelve a su lugar de origen a rescatar almas para Cristo

Después de ser un distribuidor de drogas, un hombre sumergido en todo tipo de adicciones y vicios se ha convertido a Cristo y ha regresado a su lugar de origen para predicar el amor de Jesús y llevar el Evangelio a todos aquellos que están como él estuvo un día.
Concreto Hormón consumió drogas desde los 13 años pasando a ser el vendedor mas joven de su barrio, cuando tuvo 25 era el encargado de su distribución en todo Sao Paulo con 40 empleados a cargo, “He estado preso varias veces y la policía me agarraba a toda hora”, confesó en una entrevista.
Cuando su esposa, Claudinha, quedó embarazada de su primer hijo, se fue lejos a proteger al bebé . “Nos quedamos separados seis años, pero todavía teníamos un vínculo por nuestro hijo”, cuenta Hormón.
Y aunque el abandono a su esposa por sus negocios estando embarazada, ella regresó para apoyarlo cuando el cayó en la cárcel, “Me abandonaste allá afuera, pero yo no te voy a abandonar aquí dentro”, le dijo ella.
A través de su hijo, esta familia llegó a los pies de Cristo, pues el pequeño cuando tenía 5 años recibió a Jesús en su corazón en compañía de su abuela en un culto y luego Claudinha se convirtió; el hombre estaba reacio a convertirse pues esa época lo incitó a consumir mas drogas de lo normal.
El punto máximo de su vicio fue cuando dejo esperando a su esposa e hijo porque estaba consumiendo, “Comencé a discutir con mi esposa, y mi hijo, de seis años, saltó delante de mí y dijo: ‘Papa, ¿sabes todo lo que pasamos para verte? ¿Sabes a qué hora mi mama llegó de trabajar para traer esa comida para ti? En esa hora, ella tomó la mano de mi hijo y salió. Lo que me dejó más sorprendido fue la mirada de decepción de él para mí “, Hormón recuerda.
Con ese cruce de palabras, comenzó a pedir a Dios un cambio para su vida y fue cuando se acordó que su esposa le había traído una Biblia, “Abri la Biblia y empecé a hablar con Dios”, cuenta.
Concreto fue sentenciado a 10 años de cárcel, pero su libertad fue después de cumplir solo 2 años y 5 meses, “Yo entré siendo una persona completamente diferente a la que salí”, dice. De allí, frecuentaba la iglesia y fue invitado por uno de sus compañeros ex delincuente a evangelizar, pues este también se había convertido a Cristo.
“La Palabra dice que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia de Dios. Entonces todo lo que yo hacía para las tinieblas, hoy lo quiero hacer para Jesús. Cuando miro la cruz y veo lo que Él hizo por amor a nosotros, reconozco que yo no merecía nada y Él tuvo misericordia de mí. Entonces yo procuro hacer algo en respuesta al sacrificio de Él “, cuenta.